Todo lo que nos rodea funciona gracias a la energía: las industrias, los servicios, el transporte público, el medio de transporte con el que nos movemos, los electrodomésticos, la calefacción, la iluminación de nuestros hogares y trabajos, etc.
La energía es imprescindible y garantiza nuestro progreso y bienestar social; pero su uso indiscriminado, sobre todo teniendo en cuenta la gran dependencia energética de España, especialmente en fuentes de energía fósiles, tiene consecuencias económicas y medioambientales indeseables que nos afectan a todos. Un consumo eficiente y responsable conlleva ahorro en la factura personal, pero también ahorro en la factura que el país ha de pagar por importar energía.
Asumiendo sencillas pautas de conducta, todos y cada uno de los ciudadanos, tanto en el entorno del hogar como en el trabajo y en el transporte podemos contribuir a reducir sustancialmente nuestros consumos de energía sin renunciar en absoluto al confort.
Uno de los objetivos estratégicos del IDAE es llegar al consumidor doméstico mediante acciones de divulgación, formación e información de manera que todos y cada uno de nosotros tomemos conciencia de la importancia de consumir la energía de la manera más inteligente y responsable posible y, además, sin renunciar al confort.