10 reglas de oro de la movilidad al trabajo
Decálogo de ideas fuerza para entender los planes de transporte al trabajo
1. Los planes de transporte al trabajo persiguen un uso racional y limitado del coche particular. Su objetivo es fomentar los modos de transporte más sostenibles para devolver las calles, el espacio común, a los ciudadanos y disminuir el peso del coche sobre el mix de movilidad.
2. Para poner en marcha un plan de estas características es esencial la participación de todos los estamentos de la empresa: la dirección del centro es quien lo aprueba e implementa; los sindicatos y/o el comité de empresa deben seguirlo paso a paso y llegar a acuerdos con la dirección, y los trabajadores tienen que participar en todo el proceso y sentirlo no como una imposición, sino como un desafío conjunto. Al fin y al cabo, son sus hábitos de desplazamiento cotidiano los que deben cambiar al aplicarse un plan de movilidad.
3. La participación incluye a entidades externas al centro; por ello deben ser tenidas en cuenta e invitadas a participar cuando se lo considere conveniente. Las administraciones, en especial a nivel local, la autoridad de transporte y centros de trabajos vecinos o asociaciones de empresas pueden aportar ideas, conocimiento y colaboración en el desarrollo e implantación de medidas.
Descargue aquí la infografía Los actores de un PTT y el proceso participativo
4. Un PTT es aplicable a cualquier tipo de lugar en el que se desarrolla una intensa actividad laboral: empresas, parques empresariales, polígonos industriales, universidades, hospitales, grandes superficies, organismos y empresas públicas, etc. En todos ellos se dan condiciones comunes como idénticos destino para todos los viajes, horarios de entrada y salida similares, oferta de transporte público común y posibilidad de establecer rutas o automóvil compartido.
5. Cualquier empresa, sea cual sea su tamaño, puede desarrollar un plan de transporte al trabajo. En ocasiones, varias pequeñas empresas pueden coordinarse para elaborar un “plan de área” en el que las sinergias resultantes faciliten la implantación y la efectividad de las medidas.
6. Una figura clave es el coordinador de movilidad, que es la persona designada por la dirección del centro de trabajo para coordinar el desarrollo del plan y promover su implantación entre la plantilla.
7. El papel de la Administración puede ser importante, especialmente el de la local, ya que de ella depende casi siempre la infraestructura de acceso peatonal y ciclista al centro de trabajo, el control del aparcamiento y en muchos casos el transporte público urbano. En este caso convendría involucrarlas en el desarrollo del plan y hacerlas participar en el comité de seguimiento.
8. Dado que los planes de transporte al trabajo en España, no son una obligación legal, es imprescindible que el compromiso con la sostenibilidad “cale” en la cultura de la empresa, en su compromiso corporativo (RSC) y también en su modelo de negocio. Los cambios de comportamiento en los patrones de movilidad al trabajo tardan en producirse y requieren ajustes en las medidas a lo largo del tiempo, razón por la que el apoyo corporativo debe ser duradero.
9. Un plan de este tipo requiere medidas concretas. Algunas de las más habituales son: gestión del aparcamiento propio, fomento de transporte público y del coche compartido, incentivo del uso del a bicicleta y de caminar, lanzaderas y rutas de empresa, mejora de la infraestructura peatonal y ciclista, etc.
10. Las medidas deben contar con los recursos específicos y suficientes para su correcta implantación. Por otra parte, deben existir mecanismos de seguimiento que mida la evolución del cumplimiento de objetivos del plan y, en su caso, corregir desviaciones ajustando las medidas o implantando otras nuevas.