Ya se encuentra en proceso de aprobación la propuesta de Directiva sobre la fundamentación y comunicación de declaraciones medioambientales explícitas, que trata de proteger al ciudadano frente al “blanqueo ecológico” y las declaraciones medioambientales engañosas.
A través de ella, los consumidores disfrutarán de mayor claridad y de una garantía más sólida de que, cuando algo se venda como ecológico o medioambientalmente respetuoso, lo sea de verdad; disponiendo de una información de mejor calidad para optar por productos y servicios que efectivamente lo sean. Las empresas también saldrán ganando, porque los consumidores podrán reconocer y premiar aquellas que hagan un verdadero esfuerzo por mejorar la sostenibilidad medioambiental de sus productos y podrán así estimular sus ventas, en lugar de sufrir una competencia desleal.
Según la propuesta ahora en trámite de aprobación, cuando las empresas decidan formular una “declaración ecológica” sobre sus productos o servicios, que complemente a las exigencias normativas ya existentes en la UE (tales como los requisitos de diseño ecológico o el etiquetado energético de productos consumidores de energía), tendrán que respetar unas normas mínimas sobre la manera de fundamentar y comunicar esa clase de declaraciones. Sólo serán admisibles aquellas que hayan sido verificadas de forma independiente y se hayan demostrado con pruebas científicas; determinando los impactos medioambientales que realmente sean pertinentes para su producto y definiendo cualquier compensación, si procede, a fin de ofrecer una imagen completa y precisa.
A día de hoy, y ante el aumento de la demanda por parte de los usuarios de productos respetuosos con el medioambiente, podemos encontrarnos con más de 230 etiquetados de carácter medioambiental en el territorio europeo; generando una gran confusión y desconfianza entre los consumidores. Para controlar la proliferación de tales etiquetas, no se permitirán nuevos sistemas de etiquetado público, a menos que se formulen a escala de la UE; y cualquier nuevo sistema privado tendrá que demostrar una ambición medioambiental mayor que los existentes y obtener una aprobación previa para poder ser autorizado.
De esta forma, y a nivel energético, queda salvaguardado el valor que el etiquetado energético y los requisitos de diseño ecológico ya han alcanzado dentro de la UE:
-La casi totalidad de los europeos reconoce la etiqueta energética como un distintivo familiar y de gran utilidad a la hora de elegir equipos de uso doméstico lo más eficientes posible.
-La incorporación permanente de los continuos avances tecnológicos dentro de las exigencias establecidas por los requisitos de diseño ecológico, aseguran a los usuarios europeos que el marcado CE -que refleja la conformidad con los mismos- es garantía de productos cada vez más energéticamente eficientes y respetuosos con el medioambiente.